Ven Señor, ayúdame con la fuerza de tu verdad, ilumina cada rincón de mi pensamiento y dale claridad a mis acciones para poder combatir en los momentos difíciles de mi vida.
Pongo todas mis ilusiones en ti. Tú eres mi alegría verdadera, la esperanza guardada que alivia la fe y no me hace desfallecer. Tú eres mi escudo, mi roca fuerte y salvadora, el eterno descanso de todos mis agobios. Quiero, en todo momento, sentirme protegido y amado a tu lado.
Ven y neutraliza todo mal, toda dificultad, toda situación o cosa difícil que esté turbando mi mente, mi corazón y mi alma.
Tú eres el que todo lo puede, eres el Dios de las bendiciones y ninguna situación, por muy complicada que sea, se escapa de tu control.
Cualquier cosa es posible para ti, nada se te resiste y nada es demasiado complejo para ti. Tú siempre sales al rescate de tus hijos en los momentos de mayor necesidad.
Por eso te invoco Ven y toca mi corazón. Señor, hazlo fuerte y capaz para el combate. Te necesito, confío en ti. Eres el amigo que no falla. Ven y transfórmame con el poder de tu amor y de tu misericordia.
Te entrego ahora mis problemas, estos tiempos difíciles, traumas, complejos y desalientos, para que vengas con tu luz, ilumines mis acciones y me hagas caminar hacia ti, confiado y protegido.
Amén
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